miércoles, 19 de julio de 2017

“Popurrí” de galardones



Escrito para Revista Metrónomo
A propósito de los Grammy Awards del 2012

En época de premios y galardones: ovacionando a los mejores, noté que muchos de los artistas que hacen parte de mi sectorizado gusto musical, han sido comparados y a veces superados por otros, que en consideración, no tienen las cualidades musicales de los primeros y no porque carezcan de ellas, es porque cumplen otros requisitos en el ancho mundo del espectáculo; excesiva exposición, otro tipo de comunicación o simplemente porque son malos, ya sea el que me gusta o su “competidor” . 

Entonces, por qué medir con la misma vara todo aquel artista nuevo, autor-poeta-redentor y guitarrista mañoso o glorioso que por atino, suerte o mucho talento se cruza por enfrente. Estoy de acuerdo en que el mundo de la música es tan amplio, generoso, libre y justo que da la oportunidad a todo aquel que con una olla y un par de cucharas quiera innovar, generar y crear sonidos; sin embargo considero que esta misma amplitud, generosidad y justicia debe encasillarse y limitarse, al menos a la hora de premiar. 

No es intolerancia, es lo que es. Me causaba curiosidad ver los premios a la música latina en un canal de música en televisión, mismo que desde hace un tiempo perdió el norte y ahora se dedica a otras funciones, cuando juntaban o juntan, en su versión anglo, europeo, asiático, singapureño, australiano, brasileño…, en el mismo costal todo tipo de artistas, géneros, subgéneros y degeneres musicales. Sí, es una cuestión de popularidad, aceptación, masas en movimiento y por eso se debe tener contento a todos; pero a la hora de juzgar: ¿qué sentiría Bon Iver de ser tratado de igual a igual con Rihanna o Nicki Minaj? No es que ellas no lo merezcan o viceversa, es que él no se empelota. 

…estatuillas que reconocen el esfuerzo de unos y la facilidad de otros para entrar en un universo donde sólo los que por mérito y capacidad deberían permanecer. 

Es cuestionable ver cuando en eventos así, músicos y autores se enfrentan por estatuillas que reconocen el esfuerzo de unos y la facilidad de otros para entrar en un universo donde sólo los que por mérito y capacidad deberían permanecer. Otros se limitan a lograr exposición mediática, escándalos absurdos y por supuesto piel, mucha piel. Esto último reservado para las grandes divas integrales: cantante, autora, guitarrista, poetiza, modelo, presentadora, actriz de cine, empresaria, esposa amorosa, madre ejemplar y ahora DJs. En cada una de sus facetas se desempeñan de la misma manera: sin ropa. 

Los reconocimientos motivan y estimulan, más cuando se está empezando, pero a estas alturas se ha perdido un poco el sentido de toda esta parafernalia. Son muy pocos los que después de tales eventos se dedican a analizar qué pasó con la música, más bien hay decenas que sí lo hacen desmembrando a los asistentes por sus vestidos de cisne y tacón de leopardo. 

De esto, lo importante es la música y sus representantes, y el resultado que de ahí sale a la hora de juzgar de la misma manera valores y fondos tan diferentes como los contenidos en cada género musical. Está bien experimentar, trasgredir las leyes incluso las de la música, si las tuviera. No está bien ver merecimientos y apreciaciones generales, porque los sonidos no son genéricos; como las medicinas, existen de mejor calidad, mejor precio, mejor empaque y mejor digestión. 

En la injusticia que indica premiar a alguien tan alejado en todo lo anterior a su contendor, me intranquiliza saber que aunque se repite eso de que la música es una sola, es tan solo en emoción, sentimiento y pasión. Los conceptos, parámetros, tratamientos y otras cosas que mi ignorancia no alcanza a percibir, no. Todos los esfuerzos deben ser valorados, estoy de acuerdo, siempre y cuando lleven al engrandecimiento de quien los hace y cómo los hace, si están bien hechos. Aun así, la industria debería considerar que en el sancocho creado noche a noche en una velada de premiación, a veces se agrede al espectador, nominado y perdedor evaluados de igual forma que otro espectador, nominado y perdedor. Quiero categorizar y categorizar en serio todos los homenajes, premios, galardones y coronaciones en donde la música sea protagonista. Todos cabemos en la bóveda celestial, sí; pero en mi cabeza no cabe que alguna vez Wisin y Yandel estuvieron rivalizando contra Kings of Leon por canción del año. Más reciente, Rihanna contra Foo Fighters y Maroon 5 + Christina Aguilera contra The Black Keys. Por suerte, Adele ganó todo.R

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